martes, 4 de noviembre de 2008

La Conquista de Córdoba


La derrota almohade de las Navas de Tolosa, en 1212, abrió a Castilla las puertas del valle del Guadalquivir, sucediéndose desde entonces las ocupaciones de ciudades importantes al sur de Despeñaperros. En 1228, ante la pérdida de poder del imperio africano en la Península, el líder local murciano Ibn Hud (en la historiografía clásica, Aben Huc) se erigió en nuevo gobernante de un Al Andalus reunificado, si bien este poder era únicamente nominal, ya que muchas ciudades nunca se plegaron totalmente a él.

Tal y como se ha descrito, la Conquista de Córdoba comenzó un 24 de enero de 1236, cuando los fronteros cristianos almogávares asaltaron el adarve de la muralla oriental, la de la Axerquía, por el punto hoy conocido como Puerta del Colodro, puerta que según la mayoría de las crónicas no existía en ese momento.

Los cristianos, como se ve en la primera imagen, volvieron hacia el sur para abrir la Puerta del Sol o de Martos, así como otras puertas como la de Andújar, la de Baeza y la de Plasencia, las cuales recibieron sus nombres, probablemente, como recuerdo del origen de los soldados que entraron por ellas.

La batalla fue dura, y los castellanos finalmente obligaron a los musulmanes a replegarse hacia la Medina o ciudad alta (más tarde llamada Villa). Se habla de otro foco de resistencia en las llamadas "casas fuertes de los árabes", que podrían ser identificadas como el Alcázar andalusí del suroeste, algún palacio de época almohade como se cree que es el Castillo de la Judería o, según una hipótesis de Sánchez Velasco, en el arrabal de al-Bury, situado al sur de la actual calle San Pablo y no lejos de la zona de las ruinas del templo de Claudio Marcelo.

Muchos nombres fueron largamente recordados después de aquel día: Pedro Ruiz Tafur, Martín de Argote, que consiguió conquistar una fortificación que existía junto a la Ribera (la Torrecilla de los Argotes), Domingo Muñoz y multitud de caballeros que labraron su honor y alcanzaron sus privilegios a golpe de espada.

Sin embargo, al amanecer del día 25, cuando las armas callaron momentáneamente, la situación estaba muy lejos de resolverse. Media Córdoba era castellana y estaba defendida por un ejército reducido y aislado. La otra media era musulmana. Y el gobernante Ibn Hud se disponía a acudir en ayuda de los soldados de la Medina para lograr que Fernando III apartara sus manos de la antigua capital del Califato.


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El curso de los arroyos a Occidente de Córdoba es objeto de algunas discusiones. Por eso los cauces señalados son únicamente orientativos, y se dibujan también posibles alternativas o combinaciones de las hipótesis que se manejan sobre su ubicación original.

1 comentario:

harazem dijo...

Amigo Puerta. Acabo de mandarte un mensaje privado en la Calleja. Una vez enviado no me aparece constancia del hecho por ningún sitio. Confírmame por favor si lo has recibido.

Un saludo