domingo, 9 de marzo de 2008

Restaurar los primilla

Muchos cordobeses se sorprenderían si descubrieran algunos de los vecinos con los que conviven en su barrio. Por regla general son criaturas discretas, pero no resulta difícil observarlos tanto casual como intencionadamente.


Los cernícalos primilla (Falco naumanni) son pequeñas rapaces, principalmente insectívoras, que se establecen por regla general en pueblos y ciudades del centro y sur de la península, allá donde haya edificios antiguos en estado de ruina, o con huecos donde poder anidar. En Córdoba han existido tradicionalmente colonias de primilla en la Mezquita, en las cercanías del Palacio de Orive, en la Compañía o en la iglesia de Madre de Dios (Lonjas), por poner algunos ejemplos.


Sin embargo, las restauraciones que se llevan a cabo en estos edificios, que eliminan los huecos formados con el paso de los años, limitan los lugares de anidamiento, lo que se une a la competencia de las grajillas. Así, está teniendo lugar un marcado declive de la población en la capital, que podemos cifrar en unas veinte parejas, como la de la foto (tomada de SEO Córdoba, a la izquierda la hembra).


La Consejería de Cultura de la Junta, preguntada en el diario Córdoba por su posición, ha señalado que la presencia de cernícalos “no es un elemento favorable, al ser fuente de posibles patologías, suciedad, humedades, peso añadido, etc.”. Llega a asegurar que su nidificación en la ciudad responde “a una situación anómala,[…] a una falta de conservación de los edificios”.


Sin entrar a discutir el impacto sobre la Mezquita del peso de un pollo de cernícalo, sí que cabe preguntarse si tan difícil resulta tener en cuenta la fauna salvaje de la ciudad a la hora de restaurar iglesias y monumentos, en lugar de tomar, dentro de unos años, medidas más caras para recuperar su presencia y compañía.


Cernícalo primilla cerca de Ávila. Foto: Juan Pablo Fuentes Serrano

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